En la Región Parisina, antes de las 08:00, hora local, ya las autoridades habían reportado más de 50 arrestos, y alrededor de 60 en todo el país, en una movilización convocada desde hace meses en las redes sociales, que poco a poco fue ganando seguidores.
Los llamados a paralizar Francia el 10 de septiembre cobraron fuerza en julio, tras el anunció del entonces primer ministro François Bayrou, de un plan de presupuesto 2026 con recortes y ahorros por más de 43 mil millones de euros, ante el cual dieron su apoyo a la jornada los partidos de izquierda y varios sindicatos, entre ellos la influyente Confederación General del Trabajo.
Según fuentes oficiales y medios de prensa, sobresalen en los primeros momentos de las protestas los intentos de bloquear autopistas, puentes, centros despachadores de buses, escuelas e instituciones del Estado, por pequeños grupos de manifestantes.
París, Lyon, Marsella, Burdeos, Montpellier, Rennes, Grenoble, Caen, Lille y otras ciudades han sido escenario de acciones.
El ministro del Interior dimitente, Bruno Retailleau, anunció la movilización de 80 mil policías y gendarmes en el territorio nacional, y prometió no permitir desbordamientos.
En esta capital, sitios estratégicos presentan una fuerte vigilancia, que incluye en algunos casos vehículos blindados y antimotines, como el Elíseo, el Senado y la Asamblea Nacional.
La Asamblea negó la confianza el lunes a Bayrou, y este la víspera entregó su renuncia al presidente Emmanuel Macron, quien designó apenas horas después a su aliado Sébastien Lecornu nuevo primer ministro.
El nombramiento es rechazado por la izquierda y otros sectores de la oposición, y podría representar una razón adicional en las protestas, consideradas en principio una expresión de cólera frente al plan del presupuesto y a las políticas gubernamentales.
Los organizadores de las protestas aspiran a activar un movimiento similar al de los Chalecos Amarillos, que paralizó al país a finales del 2018 y principios del 2019, sin embargo, las autoridades no prevén la misma respuesta popular.
De acuerdo con encuestas, la aprobación a la jornada “bloqueemos todo” se sitúa por debajo del 50 por ciento.
Una de las afectaciones anticipadas este miércoles es en el transporte público, en particular en los trenes regionales, y en algunos aeropuertos del interior, como el de Niza, donde han sido cancelados varios vuelos en la segunda mitad del día.
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