El fallo incluye tentativa de golpe de Estado, abolición violenta del Estado de Derecho, integración en organización criminal armada, daños agravados contra bienes federales y destrucción de propiedad pública. La Fiscalía General vaticina que la pena puede alcanzar hasta 36 años de prisión.
Bolsonaro permanece bajo arresto domiciliario desde agosto y escuchó el desenlace de un proceso que se extendió por cinco días.
El voto decisivo correspondió al magistrado Cristiano Zanin, presidente del primer panel, quien rechazó las maniobras dilatorias de la defensa.
La condena contra el exgobernante replica la votación de otros seis de sus principales aliados, entre ellos el teniente Mauro Cid, su exayudante de órdenes, y los exministros Augusto Heleno, Anderson Torres y Walter Braga Netto.
Todos recibieron sanciones por los mismos delitos, consolidando el núcleo duro de la trama golpista.
El único magistrado que intentó salvar a Bolsonaro fue Luiz Fux, quien defendió limitar las condenas a Cid y Braga Netto por un único cargo.
Su voto aislado, sin embargo, quedó eclipsado por la mayoría formada con Cármen Lúcia Antunes, Alexandre de Moraes (relator del expediente), Gilmar Mendes y Zanin.
Zanin recordó que el Supremo Tribunal Federal ya había fijado su jurisdicción en más de mil 500 causas relativas a los ataques del 8 de enero de 2023, con 640 condenas firmes. «No hubo restricción de garantías. Todas las pruebas estuvieron disponibles para la defensa», enfatizó.
En paralelo, el diputado Alexandre Ramagem, exdirector de la Agencia Brasileña de Inteligencia, fue condenado por tres delitos, excluyéndose los cargos de daños agravados y deterioro de propiedad pública debido a prerrogativas parlamentarias. La Cámara de Diputados deberá pronunciarse sobre su suspensión.
Un próximo paso del proceso será la definición de las penas, prevista para comenzar mañana. Zanin advirtió que, de haber existido tiempo, la discusión ya habría iniciado tras su voto y el de Antunes.
La expectativa es que la sentencia final contra el exmandatario ultraderechista sea fijada en un plazo breve. El caso refuerza la narrativa de que los episodios antidemocráticos de enero de 2023 no fueron un movimiento espontáneo, sino una conspiración alentada desde el poder.
Aunque conserva apoyo entre sectores radicalizados de la sociedad, Bolsonaro enfrenta ahora el peso de la justicia, en un fallo que lo despoja de legitimidad política.
Con esta condena, se convierte en el primer expresidente brasileño en democracia declarado culpable por conspirar contra el Estado de Derecho.
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