La planta se caracteriza por poseer flores pequeñas y compactas de entre dos y tres centímetros, con colas que alcanzan hasta los siete centímetros; hojas delgadas y rígidas de textura semejante al cuero; un labio sólido de tono rosado y sépalos color crema.

Fue descubierta por de investigadores de la Universidad de Antioquia en el municipio de Urrao, en el suroeste del departamento y su hallazgo fue publicado en la revista científica de botánica y diversidad vegetal Phytotaxa.

A juicio de los entendidos se trata de una especie endémica de los Andes colombianos y fue clasificada en la categoría “en peligro” (EN), debido a su distribución restringida y a las amenazas de extracción no regulada.

La Drácula colombiana se suma a otros descubrimientos recientes de orquídeas como la Pleurothallis velosana, nombrada así en honor al reconocido artista de la música folclórica y creador del género carranga, Jorge Velosa.

Fue descubierta en los bosques húmedos montanos de los departamentos de Boyacá y Santander, al este del país.

La particularidad de este ejemplar es que crece como epífita, es decir, sobre la superficie de grandes robles conocidos como el Quercus humboldtii.

Hace también pocas semanas, la Asociación Quindiana de Orquideología divulgó el hallazgo de nueva especie que habita en la ciudad de Armenia, en el centro-oeste del país.

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