Prensa Latina extraña a Edel Suarez a un mes de su desaparición

La Habana, 13 sep (Prensa Latina): Edel Suarez Venegas, siendo muy joven, fundó y dirigió Ecos de Jatibonico, un rotativo independiente de su pueblo natal, al que nunca más regresó pese a sus insistentes deseos.

El periódico local, que surgió cuando aún no había triunfado la revolución cubana en enero de 1959, duro poco y Edel Suarez se mudó a La Habana para siempre.

Fallecido hace poco más de un mes a los 84 años de edad, trabajó en varios medios de la capital, llegó a ser director del popular Radio Reloj y ocupó cargos directivos en la recién fundada Unión de Periodistas de Cuba (Upec).

En 1968 ingresó a la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, a cargo del departamento fotográfico y, en 1970, participó en una conferencia de agencias gráficas de los países socialistas.

Más adelante, reemplazó a corresponsales de Prensa Latina en Bulgaria, la entonces República Democrática Alemana, India y Checoslovaquia hasta ocupar la Vicepresidencia Informativa durante una década noticiosamente intensa.

Profesional de amplia cultura general, se convirtió en uno de los principales expertos en el Movimiento de Países No Alineados y sus cumbres. En la Sexta Conferencia en La Habana (1979) dirigió el equipo de Prensa Latina que elaboró un documentado libro de cabecera para todos los delegados, según recordó su amigo y compañero Roberto Molina.

Fue en la India donde la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos pretendió reclutarlo para que traicionara a su país y espiara contra Cuba.

En 1987, Cuba reveló en televisión nacional que 27 supuestos agentes -entre ellos, Edel- en los que confiaba la CIA eran en realidad miembros de la Seguridad del Estado cubano. Durante años, enviaron información falsa a Estados Unidos provocando el mayor descalabro en la historia de la Agencia.

En La Habana, Edel Suarez dedicó su tiempo principalmente a seguir en detalle lo más importante -generalmente de madrugada- que ocurría en cualquier parte del mundo. A los 8:00 am los periodistas contaban con su resumen de temas que precisaban profundización. Cumplió esta estratégica labor hasta el último día de su vida.

Era muy ocurrente. Una vez le regalé un libro sobre de peruano José Carlos Mariátegui, que le interesaba, y, con cara seria, dijo que no lo podía aceptar poque su pequeña biblioteca de entonces solo admitía 126 volúmenes. “Pero, pasa y ayúdame a seleccionar al que bajaremos de la repisa”, me dijo a su manera de invitarme un café en agradecimiento.

Compartimos oficina todo el año pasado y discutíamos de todo: ángulos de la geopolítica global, el deterioro del periodismo internacional (Edel decía que en toda la historia solo hubo un periodista original: el primero) y las medicinas para los adultos mayores.

Él, que soportaba varias dolencias simultáneamente, terminaba cada jornada con esta broma: “Sé que moriré en algún momento, pero voy a resistir hasta el último día”. Y, así fue.

mem/Jl

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