Los fallecidos fueron a causa de la aparición súbita de una fuerte corriente en un río de la noroccidental provincia de Guanacaste, evento conocido aquí como “cabeza de agua”, mientras los demás incidentes fueron, sobre todo, en las regiones de San José, Heredia y Alajuela, Teletica.com.
Las víctimas mortales, que incluían a una cuarta persona, un hombre adulto salvado por los rescatistas, tomaban un baño en una catarata cuando fueron arrastradas por la corriente, precisaron funcionario de la Cruz Roja.
La actual escalada de inundaciones ascendió este sábado con la crecida del río Chiquero, a unos ocho kilómetros al oeste de esta capital, que derribó viviendas y causó otros daños aún por cuantificar, de acuerdo con el Diario Extra.
El desborde de la corriente fluvial en la zona comercial de Escazú, en el occidente metropolitano, puso también en riesgo algunos de esos negocios, sobre todo el supermercado El Niño, a unos 75 metros al este del cauce.
La televisión nacional difunde este domingo imágenes de la acción de las aguas en esa y otras regiones víctimas de las precipitaciones, combinadas con tormentas eléctricas, aportes de humedad de la Zona de Convergencia Intertropical y una vaguada en niveles altos de la atmósfera, explicó el Diario Extra.
Esas perturbaciones generan condiciones inestables, sobre todo en regiones del Pacífico, el Valle Central, la Zona Norte y las montañas del Caribe, con acumulados de hasta 90 milímetros y vientos de 80 kilómetros por hora en algunos puntos, con afectaciones materiales sin cuantificarse hasta ahora, añade un reporte del ente climatológico.
Las secuelas de las inundaciones son más graves por los extensos territorios vulnerables en la Zona Norte, la Península de Nicoya y el Pacífico Central y Sur, a causa de su intensa saturación por anteriores precipitaciones, que aumentan también la propagación del agua en las ciudades por las corrientes del alcantarillado, de acuerdo con el Instituto de Meteorología Nacional.
La destrucción de vías e instalaciones por crecidas de ríos, derrumbes y deslizamientos, empeoran porque también interrumpen el transporte por caminos calles, carreteras y rutas principales de todo el país, cuyas labores de reparación atrasan el paso de vehículos, sobre todo los que cumplen funciones vitales.
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