Bolsonaro ingresó ayer en la tarde en esa clínica privada tras regitrar episodios de hipo y vómitos.

«Las pruebas revelaron anemia persistente y alteración de la función renal, con niveles elevados de creatinina. Se realizó una resonancia magnética craneal para determinar mareos recurrentes, que no mostró cambios agudos. Se observó una mejoría parcial tras la hidratación y el tratamiento farmacológico», detalló el hospital.

Según el informe, Bolsonaro será reevaluado a lo largo del día para determinar la necesidad de su ingreso hospitalario.

Cuando ingresó tenía deshidratación, aumento de la frecuencia cardíaca e hipotensión. Se realizaron pruebas de imagen y laboratorio para confirmar el diagnóstico.

El exmandatario está acompañado por la ex primera dama Michelle Bolsonaro, quien publicó el reporte médico en redes sociales.

Agentes de la policía criminal, tanto disfrazados como vestidos de civil, monitorean la situación dentro y fuera del hospital.

El martes por la noche, el senador Flávio Bolsonaro, quien visitó a su padre, consideró que su estado era resultado de una «masacre psicológica» debido a las decisiones del juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal (STF).

También informó que su progenitor presentaba «hipo severo, dificultad para respirar, vómitos, con un chorro de agua que alcanzaba dos metros de distancia, y presión arterial baja», y fue trasladado de urgencia al hospital.

En un informe médico presentado ante el Supremo tras su hospitalización, el cardiólogo Leandro Echenique indicó que el exjefe de Estado sufrió un presíncope, con síntomas de mareos, debilidad y vómitos.

De manera inesperada el 14 de septiembre, el excapitán del Ejército se sometió a una cirugía para extirpar lunares y lesiones cutáneas. Tras los procedimientos, se le diagnosticó anemia ferropénica y un remanente de neumonía reciente por broncoaspiración. La crisis de salud de Bolsonaro ocurre en un momento político crucial. El 11 de septiembre, la primera sala del STF lo condenó a 27 años y tres meses de prisión por su participación en un intento de golpe de Estado tras las elecciones de 2022.

Es la primera vez en la historia de Brasil que un expresidente es condenado por ese delito.

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