Al margen, una manifestación en protesta por el arribo del estadista norteamericano dominó la jornada en esta capital.
Es su segunda visita oficial al Reino, después del viaje que hizo en 2019 en su anterior mandato, y ahora todos los actos serán a puerta cerrada, lejos de las multitudes debido a su impopularidad aquí, según la prensa local.
Trump se reunirá mañana con el primer ministro Keir Starmer en la residencia oficial campestre, a unos 70 kilómetros de la capital.
Pese a su alejamiento de Londres, varias decenas de manifestantes, con pancartas anti Trump y coreando consignas, se concentraron en una calle principal cercana al castillo de Windsor.
Según algunos medios británicos, el rey, de 76 años y aún en tratamiento por un cáncer, no estaba entusiasmado con la idea de volver a invitar al presidente republicano, pero el gobierno laborista pretende aprovechar la fascinación de Trump por la familia real para reforzar la histórica «relación especial» entre Londres y Washington.
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