Desde el barco HIO y aguas internacionales del Mediterráneo, en conversación con Prensa Latina, Luna Valentina y Manuela Bedoya hicieron un balance de una misión marcada por los desafíos logísticos, la ansiedad y la firme convicción de romper el bloqueo israelí a la Franja de Gaza.
Según Valentina, activista social de 24 años que trabaja en un campo de refugiados en Jordania, la duración de la travesía está constituyendo un desafío para muchos miembros del convoy.
Luna reconoció los inconvenientes enfrentados –problemas técnicos, situaciones climatológicas y asedio– pero subraya el impacto político de la flotilla.
«Es una misión histórica», declaró, «por la manera en la que se ideó y construyó. Es la primera vez que tantas personas de tantas nacionalidades, gente de paz, estamos intentando romper el bloqueo israelí sobre Gaza»
«La misión constituye un aliciente para la situación en Gaza… ha tenido su reflejo en escenarios con manifestaciones en Europa y en la política global», afirma, haciendo referencia al reconocimiento del estado palestino por países históricamente aliados de Israel.
Por su parte, la también activista Manuela Bedoya, se refirió a las próximas etapas de la misión. «De ahora en más todo será más complejo», advirtió, «Estamos en aguas internacionales dirigiéndonos a Grecia para juntarnos con otros navíos e incrementar el número de participantes y partir hacia Gaza».
Manuela alertó sobre la necesidad de intensificar la vigilancia, especialmente después de que el 21 de septiembre, se registrara «mucho movimiento de drones sobre las embarcaciones» lo cual califica como hostigamiento» e hizo un llamado a la opinión pública internacional para que esté pendiente de lo que suceda a través del sitio oficial de la flotilla .
«El objetivo es amplificar las voces y que la misión de esta flotilla repercuta a nivel global por la causa que tiene. Aquí seguimos resistiendo, con personas de muchas partes del mundo», concluye, enviando un «abrazo en la convicción de una Palestina Libre» .
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