Durante la sesión del 80 período de sesiones de la Asamblea General, el mandatario subrayó que la organización está cerrando un ciclo e iniciando otro y se abre una oportunidad para buscar el bienestar, reflexionar y reparar.
También, remarcó el jefe de Estado, para hacer justicia, empezar de nuevo como hace ocho décadas los pueblos y los gobiernos del mundo decidieron fundar algo desde los escombros de una guerra que conmovió las convicciones más profundas de la humanidad.
Emergió –agregó Arévalo- de la certeza del diálogo y la cooperación como herramientas para construir un mundo nuevo, para convertir el miedo, la consternación y la vergüenza en esperanza, responsabilidad y un compromiso firme con la paz.
Actualmente las sombras de la guerra aparecen de nuevo en el horizonte y los abusos militares cometidos contra comunidades vulnerables ofenden al planeta entero, describió el abanderado del partido Movimiento Semilla.
La crisis actual es un golpe de realidad, pues está claro que no hemos hecho lo suficiente para alcanzar el ideal de un mundo donde la vida y la dignidad de todas las personas se respete de forma incuestionable.
Insistió en rememorar el impulso transformador de 1945 y la valentía de aquellos líderes que se atrevieron a pensar que un mundo de paz, justicia, solidaridad y armonía era posible y comenzaron a trabajar para construirlo.
Esta organización se construyó sobre el principio de que ninguna nación puede garantizar por sí sola la seguridad mundial, aseveró el político de 66 años.
Debió habernos quedado claro que el poderío sin controles efectivos tiene el potencial de producir rupturas irreparables en el tejido de la humanidad, afirmó el Gobernante.
En su discurso en el segmento de alto nivel, el presidente repasó el proceso de paz en su nación, “ese largo capítulo de intolerancia y violencia política que llegó a su fin en 1996”, con una lucha que continúa planteando retos importantes.
Abordó el flagelo de la corrupción y cómo aún hay en su país quiénes buscan, a toda costa, mantener capturadas las instituciones y perpetuar la impunidad, mientras rechazó de criminalización de líderes indígenas, periodistas y abogados.
El mandatario consideró que la principal tarea como Naciones Unidas “es recuperar una certeza, que podemos y debemos convivir en paz”.
Instó a detener inmediatamente los ataques y garantizar el ingreso de ayuda humanitaria a todas las zonas en guerra.
Arévalo calificó de necesario discutir e impulsar reformas al sistema de Naciones Unidas “que hagan de nuestro trabajo algo más eficiente y cercano a los pueblos del mundo”.
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