De acuerdo con la agencia meteorológica del país asiático, el fenómeno gana intensidad y exhibe una alta probabilidad de convertirse en tifón antes de tocar tierra mañana, en la costa norte del archipiélago.
Filipinas acaba de sufrir el azote del supertifón Ragasa que dejó decenas de personas fallecidas y heridas, así como más de 17 mil 500 evacuados.
Las ráfagas de viento de la tormenta alcanzan en estos momentos los 135 kilómetros por hora y se localiza a 365 kilómetros, al este del país.
En la principal isla filipina, Luzón, y la región central de Visayas comenzaron a sentirse los efectos de la cercanía del nuevo fenómeno climático.
Mientras, el gobierno dispuso la suspensión del trabajo en oficinas gubernamentales y de clases presenciales, en varias provincias, como medida preventiva.
En las últimas semanas, diversas manifestaciones ocurrieron en Filipinas ante la indignación del pueblo por un escándalo de corrupción relacionado con proyectos de control de inundaciones supuestamente finalizados, cuando jamás llegaron a ejecutarse en un país asediado con frecuencia por tifones.
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