El representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) explicó a Prensa Latina que, desde la Cumbre de Sistemas Alimentarios, convocada por la ONU en 2021, el tema del hambre ha retomado protagonismo en la agenda global.

Sanches apuntó que el problema no radica en la falta de alimentos, sino en el acceso físico y económico a ellos.

A su juicio, la desigualdad —agravada por factores como el cambio climático, los conflictos armados y las crisis económicas posteriores a la pandemia de la Covid-19— es la causa principal.

Señaló que, pese a la disponibilidad de alimentos en los mercados, millones de personas no pueden acceder a ellos debido a limitaciones económicas.

En este contexto, explicó que la FAO impulsa un mecanismo de cooperación multilateral con un enfoque basado en datos y evidencia científica, monitoreando los flujos comerciales de los principales productos alimentarios del planeta como trigo, maíz, soya y papa, que representan cerca del 60 por ciento del consumo global, ya sea en estado natural o transformado.

En entrevista con Prensa Latina, en el marco del primer encuentro de alto nivel “Políticas Públicas para la Soberanía Alimentaria y la Seguridad Alimentaria y Nutricional”, el coordinador subregional se refirió al impacto de la dependencia de las importaciones en naciones de América Latina y el Caribe.

Alertó que, mientras los ministerios de Agricultura se enfocan en la exportación, se descuida el potencial de los pequeños productores, quienes son clave para la seguridad alimentaria doméstica.

Al mismo tiempo, resaltó la necesidad de estrategias nacionales que combinen apertura comercial con mecanismos de protección, como reservas estratégicas y apoyo a la producción local.

Recordó que la FAO promueve inversiones en mejoramiento genético, manejo sostenible de suelos, ciclos de cultivo más cortos y adaptación al cambio climático como vías para elevar la productividad. “Hay una enorme elasticidad para mejorar”, aseguró.

Sobre el encuentro entre Cuba y Brasil, valoró que este tipo de iniciativas permite compartir tecnologías, semillas adaptadas y conocimientos; pero, sobre todo, flexibilizar el acceso a insumos esenciales.

Asimismo, enfatizó que facilita el intercambio de experiencias exitosas, a partir de las fortalezas y desafíos de ambas naciones.

El representante de la FAO destacó que la nueva era exige romper con la lógica del multilateralismo neoliberal y apostar por alianzas soberanas, técnicas y solidarias.

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