En el texto, correspondiente a su intervención en Naciones Unidas (ONU), la líder caribeña realizó un amplio repaso a los desafíos internacionales, con críticas directas a la situación en Gaza, la crisis climática y la falta de voluntad política para cumplir con la Carta de la ONU.
En su discurso, Mottley afirmó que la confianza global se deteriora y que el mundo actual se asemeja de manera alarmante al de hace 100 años, con el cierre de fronteras.
«No podemos ignorar el horror de lo que ocurre en Sudán, así como el genocidio que ocurre en Gaza», declaró.
Aunque reconoció la necesidad de liberar a los rehenes, la primera ministra barbadense manifestó que «toda la sensibilidad humana está ofendida por los ataques desproporcionados a los civiles».
Enfatizó en el derecho de los habitantes de Gaza a recibir ayuda humanitaria, alertó sobre las consecuencias generacionales del conflicto y subrayó que «la paz duradera solo se alcanzará con «justicia y diálogo, no con violencia y bombas».
Motley defendió la necesidad de mantener el Caribe como «zona de paz» y expresó su preocupación por la presencia militar estadounidense en la región, que, advirtió, podría generar un accidente con «riesgo desproporcionado».
«No podemos ser considerados como un daño colateral. La integridad territorial se debe respetar», sentenció.
Sobre la crisis climática, Mottley celebró las recientes opiniones consultivas de la Corte Internacional de Justia que reafirman la obligación de proteger el sistema climático y llamó a distinguir entre la industria y las emisiones, señalando que «la industria no es el enemigo, son las emisiones», por lo que propuso trabajar en un «acuerdo mundial sobre el metano».
La primera ministra concluyó su intervención haciendo un llamado a cumplir con el «Compromiso de Sevilla» y redoblar los esfuerzos para lograr un sistema internacional basado en reglas, justo y equitativo.
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