La reunión, celebrada a dos días de finalizar el mandato de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MMAS) en el país caribeño asolado por la violencia, dio luz verde a la propuesta presentada por Estados Unidos y Panamá, redactores del informe sobre Haití.

El texto obtuvo 12 votos a favor y tres abstenciones (China, Rusia y Pakistán) y autoriza a los Estados miembros de la ONU a llevarlo a cabo en estrecha cooperación y coordinación con el Gobierno de Haití por un período inicial de 12 meses.

Entre otras condiciones, el órgano decidió que la Fuerza tendría un límite máximo autorizado de cinco mil 550 efectivos.

El representante permanente de Estados Unidos ante la ONU, Michael Waltz, dijo tras la votación que la “gravedad extrema” de la violencia de las bandas en el país, la comunidad internacional aún no ha logrado desarrollar una misión de suficiente envergadura para hacer frente a este desafío en materia de seguridad.

Según Waltz, la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad ha logrado evitar el colapso total del Gobierno haitiano frente a las bandas, pero no ha contado con los medios necesarios para lograr el éxito.

Aunque reconoció la gravedad de la crisis y la necesidad de actuar, el representante permanente de Rusia, Vassily Nebenzia, denunció una “aventura peligrosa y mal concebida”.

En ese sentido, reprochó al Consejo que repitiera los errores de la Misión que ahora está desplegada, la cual tiene una falta crónica de financiación y se desconoce la evaluación de su eficacia.

El diplomático, al argumentar la abstención de su país, advirtió contra una misión con un mandato casi ilimitado para recurrir a la fuerza, sin un mecanismo claro de financiación ni garantías sobre la contratación de su personal.

De acuerdo con la página de noticias de la ONU, Nebenzia criticó la idea de utilizar el presupuesto ordinario de la ONU, ya en crisis, y la voluntad de Estados Unidos de imponer decisiones sin un debate suficiente. 

La MMAS, liderada por Kenia, fue creada en 2023 para reforzar las operaciones de la Policía contra las pandillas, que controlan casi la totalidad de Puerto Príncipe, capital del país.

A principios del pasado año esas bandas criminales obligaron a dimitir al entonces primer ministro, Ariel Henry.

«Este es un punto de inflexión decisivo en la lucha de mi país contra uno de los desafíos más graves de su ya turbulenta historia», afirmó el representante de Haití ante la ONU, Pierre Ericq Pierre.

La semana pasada, el presidente del Consejo Presidencial de Transición de Haití, Laurent Saint-Cyr, pidió más apoyo a la comunidad internacional para frenar la «guerra» que padece su país.

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