Negamos la membresía porque, primero, significaría que la guerra llega a la UE. Segundo, los fondos comunitarios se transferirían a Ucrania, declaró el mandatario a su llegada a la cumbre informal en Copenhague.

Orban recalcó que esta posición no representa su opinión personal, sino la voluntad del pueblo húngaro y subrayó que Hungría es una nación democrática donde se respeta la decisión ciudadana.

El líder conservador precisó que solo apoyaría un acuerdo de asociación con Kiev, pero consideró excesiva la membresía plena.

Su gobierno bloqueó múltiples intentos de acelerar la adhesión ucraniana.

Analistas europeos observan que esta postura refleja las tensiones dentro del bloque comunitario y destacan el aislamiento creciente de Budapest en esta materia.

Fuentes diplomáticas confirmaron que Hungría mantiene su veto al inicio de negociaciones formales con Ucrania, mientras el ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, resiste fuertes presiones para levantar su objeción.

El respaldo popular a la posición gubernamental quedó demostrado en un referéndum nacional donde participaron dos millones de personas, cuando 95 por ciento de los votantes rechazó una adhesión acelerada de Ucrania al bloque comunitario.

La administración Orbán insiste en que el ingreso ucraniano dañaría la economía europea y provocaría una confrontación directa con Rusia, por lo que Budapest exige un debate profundo sobre las consecuencias geopolíticas.

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