Este año el lema de la jornada es «Las personas de edad impulsan la acción local y mundial: nuestras aspiraciones, nuestro bienestar y nuestros derechos», el cual destaca el papel transformador que desempeñan estas en la construcción de sociedades resilientes y equitativas.
Lejos de ser beneficiarios pasivos, son impulsoras del progreso y aportan sus conocimientos y experiencia en ámbitos como la equidad en la salud, el bienestar económico, la resiliencia de las comunidades y la defensa de los derechos humanos.
Este día busca reconocer la contribución de las personas adultas mayores al desarrollo humano y económico, así como resaltar las oportunidades y los retos asociados al envejecimiento demográfico mundial.
El envejecimiento de la población está a punto de convertirse en una de las transformaciones sociales más importantes del siglo XXI, con implicaciones para casi todos los sectores de la sociedad, incluidos los mercados laborales y financieros, la demanda de bienes y servicios, como la vivienda, el transporte y la protección social, así como estructuras familiares y lazos intergeneracionales.
Datos de organismos especializados muestran que el número de personas mayores de 60 años se ha duplicado con creces, pasando de unos 541 millones en 1995 a mil 200 millones en 2025, y se prevé que alcance los dos mil 100 millones en 2050.
Los expertos pronostican que en 2080 las personas mayores de 65 años superarán en número a los menores de 18 años.
En tanto, la esperanza de vida mundial alcanzó los 73,5 años en 2025, lo que supone un aumento de 8,6 años desde 1995.
El número de personas de 80 años o más aumenta aún más rápidamente y se prevé que supere el número de bebés a mediados de la década de 2030 y alcance los 265 millones.
A medida que la población envejece, ha aumentado la demanda de asistencia sanitaria y asistencia social, especialmente para las personas con enfermedades como la demencia, una de las principales causas de dependencia y discapacidad en los mayores.
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