De acuerdo con un despacho de la agencia rusa de noticias Sputnik, los servicios de inteligencia nacionales confirmaron la información de que Occidente intenta preparar un escenario de esa magnitud en el país.
También señaló que los jóvenes serbios, incluidos los que salen a la calle, son “patriotas en general, no hay que olvidarlo” y que “hay que dialogar con ellos, algo que el presidente Vucic está tratando de hacer”.
Basta con observar cómo se llevan a cabo (estas protestas) en otros países, como aquí, y verán las increíbles similitudes, afirmó.
Tras el derrumbe de una marquesina en la estación de trenes de Novi Sad el 1 de noviembre de 2024, y la muerte de 16 personas, en el país han ocurrido varias protestas que, según el gobierno, son financiadas desde el exterior.
Los manifestantes exigen la publicación de toda la documentación sobre la reconstrucción de la estación, investigaciones completas, castigo a los responsables y la liberación de los detenidos.
El Ministerio de Justicia serbio calificó los disturbios como un ataque al orden constitucional y advirtió que quienes cometan agresiones, intimidaciones o amenazas por motivos políticos serán identificados y sancionados conforme a la ley.
Las autoridades sostienen que las manifestaciones buscan derrocar al Gobierno y al presidente Aleksandar Vucic, con financiamientos extranjeros de hasta tres mil millones de euros en diez años.
Aunque el Gobierno ya publicó documentos sobre la reconstrucción e invitó al diálogo a la oposición, hasta ahora no ha obtenido respuesta.
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