Entre los más destacados figuran los lanzadores cubanos Liván Moinelo y Raidel Martínez, dueños del montículo en sus respectivas ligas, y el slugger dominicano Franmil Reyes, que impuso respeto con el madero para guiar a su equipo a la clasificación.
El zurdo Moinelo fue una pieza esencial en el engranaje de los Halcones de SoftBank, primeros en la Liga del Pacífico. Dominó sin titubeos, con una efectividad de 1.46, la mejor de ambas ligas, mientras sumaba 172 ponches (tercero) y 12 victorias (cuarto), cifras que lo consolidan como uno de los serpentineros más completos del campeonato.
Por su parte, el diestro Martínez, no se quedó atrás. Su brazo se convirtió en garantía de victoria para los Gigantes de Yomiuri, que celebraron el boleto a la postemporada en la Liga Central.
El cerrador antillano alcanzó 46 salvamentos, igualó el récord histórico del béisbol nipón y superó su propia marca personal, en una demostración de temple y consistencia que lo coloca entre los mejores relevistas extranjeros de todos los tiempos en Japón.
La ofensiva tuvo su estandarte en Reyes, cañonero de los Luchadores de Nippon Ham, quien firmó una campaña de ensueño: líder en jonrones (32) e impulsadas (90) en la Liga del Pacífico, además de ubicarse tercero en anotadas (62), quinto en hits (132) y séptimo en promedio ofensivo (.277). Su madero fue el motor principal que empujó a los Luchadores hasta la siguiente fase.
En la Liga Central, el venezolano José Osuna, con 67 remolques (quinto), mantuvo el orgullo de las Gaviotas de Yakult, mientras el dominicano Sandro Fabián destacó con las Carpas de Hiroshima al promediar .276 (noveno) en un año que reafirmó la calidad del talento latino.
Con la postemporada prevista para iniciar el próximo día 11, Japón se alista para un próximo capítulo de su béisbol, pero ya nadie duda de que esta campaña llevó sello latino, con brazos de acero y bates calientes que volvieron a conquistar el corazón de los fanáticos de la Tierra del Sol Naciente. arc/blc





