El texto firmado por Juan Carlos Blanco Sommaruga, afirma que la administración del presidente Yamandú Orse se rehúsa a “asumir una posición clara y firme frente a una de las injusticias más persistentes de nuestra época».
Uruguay, país con una larga tradición de solidaridad latinoamericana y defensa del derecho internacional, parece hoy mirar hacia otro lado cuando se trata de condenar un bloqueo que asfixia a once millones de cubanos y cubanas, impidiéndoles el acceso a recursos esenciales, medicinas, alimentos y combustible», añade.
Ni una sola declaración contundente, ni una palabra de condena, ni un gesto de respaldo público a la isla que tantas veces tendió su mano a los pueblos del continente, acota Sommaruga.
Señala que las organizaciones sociales y políticas que integran el movimiento de solidaridad con Cuba en Uruguay han expresado su profunda preocupación por este silencio oficial, interpretado como una renuncia moral a los principios históricos de la política exterior uruguaya.
El artículo refiere que desde las agrupaciones solidarias con la isla consideran que “callar ante el bloqueo es avalar la agresión”.
Detalla que el cerco a la mayor de las Antillas está reforzado por 243 medidas adicionales que prohíben transacciones comerciales, penalizan a empresas de terceros países, restringen remesas, limitan vuelos y bloquean operaciones financieras internacionales.
Además, recuerda que en plena pandemia por la Covid-19, el bloqueo impidió incluso la compra de insumos médicos y respiradores, configurando una verdadera política de castigo colectivo.
“El gobierno de Orsi, que se presenta como progresista y latinoamericanista, evita pronunciarse, priorizando vínculos económicos y políticos con Washington por encima de la coherencia con los valores de soberanía y solidaridad continental”.
Y contrasta que “este silencio cómplice” contrasta con la actitud del pueblo uruguayo, que a través de sindicatos, organizaciones barriales y movimientos estudiantiles, mantiene viva la solidaridad con Cuba.
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