A medida que los desastres se vuelven más frecuentes y destructivos, los sistemas de salud pública deben estar preparados para responder y recuperarse, de manera de garantizar la prestación de servicios esenciales cuando más se necesitan, dicen los expertos.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cuatro de cada 10 establecimientos de salud en América Latina y el Caribe están expuestos a las amenazas naturales. Entre 2000 y 2022 más de 190 millones de personas en la región fueron afectadas por desastres como huracanes, erupciones volcánicas y terremotos.
Ante esta situación, la Iniciativa de Hospitales Resilientes de la OPS, que está en su segundo año de implementación, ejemplifica cómo se aplica la reducción del riesgo de desastres en la práctica.
En este contexto, los países participantes fortalecen las políticas nacionales, refuerzan la seguridad estructural de los establecimientos de salud y adoptan tecnologías ambientalmente sostenibles de manera rentable, al tiempo que desarrollan la capacidad de respuesta necesaria para mantener funciones críticas.
Tales medidas garantizan servicios esenciales y de salvamento de alta calidad, y continuidad en medio de las crisis, sin dejar a nadie atrás.
De acuerdo con el organismo sanitario, esta estrategia ha beneficiado a más de 250 hospitales en 13 países hasta el momento.
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