Una década después de su desembarco en la XII Bienal de La Habana, esa memoria reaviva el diálogo artístico entre los dos pueblos, con obras que cruzan el tiempo como puentes vivos de creación.
Con la curaduría del inagotable Romildo Gastão, Cuba+10 reunió nuevamente a los artistas brasileños que, 10 calendarios atrás, hicieron de Guanabacoa —territorio cubano ancestral, fundado en 1554— un epicentro de experimentación y diálogo.
Bajo el título de Acercamientos, aquella vez se dieron cita creadores que, más allá de exhibir obras, se sumergieron en la comunidad.
Adolfo Curbelo, embajador de Cuba en Brasil, ponderó que los vínculos entre las dos naciones pueden leerse a través del prisma de la plástica.
«Existen puntos de coincidencia en la obra de los artistas de ambos países, desde los rasgos tropicales hasta las influencias del arte popular, con reflejos nítidos de sus respectivas identidades culturales, marcadas por la nacionalidad, la raza, la clase y el género», refieren palabras que pueden leerse en el prólogo del catálogo.
Tal afirmación se percibe con claridad en los trabajos de Adriana Marques, Clarice Gonçalves, Darlan Rosa, Dulce Schunck, Glenio Lima, Josafá Neves, Tiago Botelho y Tarciso Viriato.
En el fondo, Cuba+10 no es solo una exposición, sino un acto de reencuentro, una reafirmación de que el arte puede —y debe— superar barreras idiomáticas, ideológicas o geográficas.
Por la jornada, la Asociación Nacional de Cubanos Residentes en Brasil–José Martí (Ancreb-JM) afirmó en una declaración que se une a su pueblo en la fecha en que se entonaron por primera vez las notas del Himno de Bayamo, símbolo eterno de independencia, dignidad y patriotismo.
Certificó que honran a los artistas, intelectuales, maestros y trabajadores de la cultura que, con su talento y compromiso, mantienen viva la esencia de Cuba en cada libro, canción, danza, película, mural o proyecto comunitario.
La asociación ratificó, asimismo, su empeño por defender la soberanía cultural frente a pretensiones de colonización simbólica y económica. «Cuba no solo resiste: crea, enseña y comparte su luz con el mundo», puntualizó la Ancreb-JM.
El colectivo de la embajada recordó que la cultura es espada y escudo que nos defiende de la agresión. «La cultura no es solo las expresiones y manifestaciones muy importantes, sino también una cultura que forma la identidad de una nación que luchó y lucha por mantener su independencia y soberanía», subrayó.
mem/ocs





