De acuerdo con el portal informativo North Press, los atacantes irrumpieron en la vivienda de Nours Al-Shail, pastor de ganado, a quien dispararon delante de sus familiares tras acusarlo de practicar hechicería.

Posteriormente, los agresores trasladaron el cuerpo de la víctima en un vehículo al interior del desierto de Palmira, sin que hasta el momento se conozca su paradero final.

El crimen ocurre en un contexto de creciente actividad terrorista en distintas zonas del país, particularmente en áreas desérticas donde operan células remanentes del Daesh, según fuentes de seguridad.

En los últimos meses, la organización extremista intensificó sus acciones en regiones orientales y centrales, aprovechando la amplitud del desierto sirio y la fragilidad de los dispositivos de seguridad en zonas de difícil acceso.

El pasado 22 de agosto, un atentado suicida atribuido al Daesh fue perpetrado contra un puesto de control de las Fuerzas de Seguridad Interna en la ciudad de Al-Mayadin, provincia de Deir Ezzor, resultando en la muerte de un agente.

En una intervención reciente ante el Consejo de Seguridad, el Secretario General Adjunto de la Oficina de Naciones Unidas contra el Terrorismo, Vladimir Voronkov, alertó que el Daesh permanece activo en el desierto sirio, y busca recuperar su capacidad operativa mediante el aprovechamiento de divisiones internas y conflictos regionales.

Voronkov subrayó que estas acciones terroristas atentan contra los esfuerzos de reconstrucción nacional y constituyen un obstáculo directo para la estabilidad y seguridad del Estado sirio.

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