“El acuerdo de hoy sobre minerales críticos y tierras raras solo supone dar un paso más, aprovechar las oportunidades que se nos presentan para llevar nuestra relación al siguiente nivel, y ha sido fantástico el contacto que hemos tenido juntos, la amistad que hemos desarrollado”, aseguró Albanese luego de rubricar el convenio.
Este acuerdo le dará un acceso preferencial a Estados Unidos a los minerales estratégicos australianos con el objetivo de reducir la dependencia de las tierras raras de China, primer productor mundial de estos materiales esenciales para la industria digital, la automoción, la energía y el armamento.
Beijing anunció este mes más controles sobre la exportación de tecnologías relacionadas con las tierras raras, los cual desató la furia de Trump, quien llegó a suspender un eventual encuentro con el presidente chino, Xi Jinping, y anunció el incremento masivo de los aranceles a los productos del gigante asiático.
Tras obtener este guiño comercial de Australia, el mandatario republicano opinó que “dentro de aproximadamente un año, tendremos tantos minerales críticos y tierras raras que no sabremos qué hacer con ellos”, declaró delante de su invitado.
La visita del primer ministro australiano fortaleció la alianza con Washington, porque, como apuntó Trump, trabajan “en todo lo que tiene que ver con la protección militar, los buques militares, los vehículos, las armas, las municiones”.
“Somos aliados desde hace mucho tiempo. Diría que nunca ha habido nadie mejor”, comentó el actual jefe de la mansión ejecutiva.
Australia dio a conocer hace poco la creación de una reserva nacional de minerales críticos, dotada con más de mil 200 millones de dólares australianos (más de 781 millones de dólares estadounidenses), destinada a respaldar proyectos locales de extracción y refinado.
Este lunes, Trump no perdió la oportunidad para hacerle un conteo al embajador australiano en Estados Unidos, Kevin Rudd, quien formó parte de la delegación que acompañó a Albanese.
Un periodista le preguntó a Trump si tenía alguna preocupación sobre la administración de Albanese o sobre lo que el embajador había dicho sobre él. «¿Algún embajador dijo algo malo sobre mí? No me digas. ¿Dónde está? ¿Sigue trabajando para ti?», preguntó Trump a Albanese y este señaló a Rudd, que estaba sentado al otro lado de la mesa.
«¿Dijiste algo malo?», preguntó Trump a Rudd, que respondió: «Antes de asumir este cargo, señor presidente». El ocupante del Despacho Oval dijo, antes de pasar a otra pregunta, «usted tampoco me cae bien. Y probablemente nunca me caerá bien».
Rudd había criticado a Trump en 2020, a quien describió como un «traidor a Occidente» y el «presidente más destructivo de la historia», aunque borró luego esas publicaciones en redes sociales.
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