La agencia gubernamental de mitigación de desastres ratificó las difíciles condiciones en las que se encuentra el archipiélago pues el fenómeno se cuenta como el número 18 de ese tipo en azotar a Filipinas este año.
Todavía se desconoce el daño total a viviendas e infraestructuras que se suman ahora a las de los eventos anteriores, algunos de muy alta intensidad como el supertifón Ragasa, hace menos de un mes.
Además, las provincias centrales y del sur del archipiélago se recuperan de recientes terremotos que dejaron más de 80 muertos.
En estos momentos, la tormenta tropical Fengshen se aleja de Filipinas en dirección a la región sur de China, informó la entidad meteorológica nacional.
La mayoría de los evacuados son de aldeas propensas a inundaciones y aludes de tierra, en tanto miembros del Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo en Desastres evalúan daños y auxilian a pobladores en apuros.
Hasta el momento, se estima que alrededor de 14 mil filipinos no han podido retornar a sus hogares.
El mes pasado, diversas manifestaciones ocurrieron en Filipinas ante la indignación del pueblo por un escándalo de corrupción relacionado con proyectos de control de inundaciones supuestamente finalizados, cuando jamás llegaron a ejecutarse en un país asediado con frecuencia por tifones.
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