Un reporte publicado pro la oficina de prensa de ese organismo internacional precisa que la tasa anual de pérdida neta de bosques se redujo de 10,7 millones de hectáreas en la década de 1990 a 4,12 millones de hectáreas en el período de 2015 a 2025.
En tal sentido, la deforestación se desaceleró a 10,9 millones de hectáreas al año en esta última década, frente a los 17,6 millones del período apreciados entre 1990 y el año 2000, pero las cifras se consideran aún excesivas.
La tasa de expansión forestal también disminuyó, de 9,88 millones de hectáreas anuales en el período de 2000 al 2015 a 6,78 millones entre ese último año y 2025.
El FRA 2025 apunta que los incendios afectan anualmente un promedio de 261 millones de hectáreas de tierra, casi la mitad de las cuales están forestadas, a lo que se suman los daños ocasionados a los bosques por insectos, enfermedades y fenómenos meteorológicos, principalmente en regiones templadas y boreales.
Los datos más recientes muestran que los bosques cubren cuatro mil 140 millones de hectáreas, aproximadamente un tercio de la superficie terrestre del planeta, y una quinta parte de los mismos se encuentran ahora dentro de áreas protegidas legalmente establecidas.
El 71 por ciento de los bosques del mundo son de propiedad pública, el 24 por ciento son privados, mientras que el resto se encuentra bajo propiedades de otro tipo o desconocidas.
Alrededor de mil 200 millones de hectáreas de bosques se gestionan principalmente para la producción, lo que representa un 29 por ciento del total, a la vez que 616 millones de hectáreas se destinan para usos múltiples.
Se han designado áreas adicionales para la conservación de la biodiversidad, con 482 millones de hectáreas, así como para la protección del suelo y el agua, con 386 millones y en interés de los servicios sociales, con 221 millones de hectáreas.
El director general de la FAO, Qu Dongyu, destacó al darse a conocer el informe FRA 2025, que el mismo contiene “las evaluaciones globales más completas y transparentes de los recursos forestales y su estado, gestión y usos, abarcando todos los elementos temáticos de la gestión forestal sostenible”.
Estos datos resultan de gran utilidad para “respaldar decisiones, políticas e inversiones relacionadas con los bosques”, aseveró el director general.
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