En un comunicado, el funcionario explicó que muchos ingenieros y especialistas en la materia murieron durante la agresión israelí contra el enclave costero, iniciada en octubre de 2023.
Basal señaló que para retirar esas bombas se necesita equipo pesado, pero resaltó que en Gaza queda muy poco debido a la destrucción causada por los sistemáticos ataques israelíes.
Ante la crisis, instó a los gazatíes a no acercarse ni manipular objetos sospechosos, y a notificar de inmediato a la Defensa Civil ante cualquier problema.
En ese sentido, alertó sobre la posibilidad de explosión de municiones durante las operaciones de remoción de escombros, lo que podría causar la muerte de los socorristas.
Días atrás, el jefe de la misión del Servicio de las Naciones Unidas de Actividades Relativas a las Minas (Unmas), Luke Irving, también advirtió sobre el tema.
Citado por la televisora Al Jazeera, Irving destacó que las municiones sin detonar representan una grave amenaza para la Franja, pero retirarlas tardará mucho tiempo.
La pasada semana, la ONG Handicap internacional también alertó que las municiones sin explotar israelíes representan una enorme amenaza para los más de dos millones de palestinos que viven allí.
Los riesgos son grandes, aseguró Anne-Claire Yaeesh, directora del grupo para los territorios palestinos, tras recordar que decenas de miles de toneladas de explosivos fueron lanzados durante los últimos dos años contra el área.
Las capas de escombros y los niveles de acumulación también son muy grandes, señaló Handicap internacional, una organización no gubernamental especializada en la remoción de minas y la asistencia a víctimas de esas armas.
Por su parte, la organización no gubernamental HALO Trust, que tiene el mismo objetivo, pidió fondos internacionales para sufragar el envío a Gaza de especialistas en la remoción de bombas.
A principios de este año, Unmas estimó que del cinco al 10 por ciento de las bombas lanzadas por Israel contra la Franja no detonaron.
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