La lentitud en esa entidad del nororiental departamento de Izabal se debe a la implementación de controles biométricos durante los turnos, lo que generó el rechazo de uno de los sindicatos, explicó el funcionario, citado por el diario local Prensa Libre.

En las operaciones para los usuarios, esta situación significa entre uno y dos días de espera para el ingreso o salida de contenedores, e igual tiempo para los buques, lo que genera costos adicionales para la importación y exportación, subrayó Salguero.

Los rendimientos para las maniobras ya están impactando en los programas de las empresas y compañías usuarias, precisó, por su parte, el miembro de junta directiva de la Gremial de Logística de Guatemala, Herlindo Herrera.

Estas demoras se reflejan en la permanencia de buques en fondeo por más horas, bajas utilidades en la carga y descarga de contenedores, y retrasos en la salida de carga de importación y exportación hacia su destino final, acotó.

Desde nuestra perspectiva, esto representa un riesgo para la planificación logística de la industria y el comercio internacional, especialmente en plena temporada alta, subrayó Herrera, entrevistado por el propio medio.

El sector exportador, representado en Agexport, manifestó hace dos días su rechazo y preocupación ante la persistente lentitud en las operaciones del Santo Tomás de Castilla.

Recordó que ese enclave moviliza más del 30 por ciento del total de contenedores del sistema portuario nacional y concentra alrededor del 45 del valor de las exportaciones chapinas, con un movimiento diario estimado en 76 millones de quetzales (casi 10 millones de dólares).

Agexport consideró calificó de fundamental ese puerto para el despacho de productos frescos —vegetales, frutas y plantas ornamentales— así como vestuario, textiles y productos secos.

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