La venta de estos cuadros es considerada la vedete de la tradicional Semana del Arte de París, que incluyó la exhibición gratuita hasta ayer de las obras de Modigliani el retrato de Raymond Radiguet y el Busto de Elvira, y de Magritte La Magia Negra, una de sus piezas emblemáticas. En el mundo del arte generó gran expectación la muestra de estas pinturas modernistas, que permanecieron por décadas en manos privadas.
El óleo sobre tela de Radiguet, realizado en 1915, representa un profundo simbolismo en el reflejo del futuro escritor de El diablo en el cuerpo, entonces con apenas 12 años al modelar para Modigliani.
Según Sotheby’s en su descripción del cuadro que llevaba 60 años sin exhibirse, este constituye “una asimetría entre la apertura al mundo y la inmersión interior, y parece anticipar el destino oscuro y deslumbrante de su modelo, a la vez que se convierte en un reflejo del propio pintor”.
Tanto Radiguet, a los 20 años, como Modigliani, a los 35, fallecieron muy jóvenes en París.
El busto de Elvira, una de las modelos femeninas favoritas del pintor, es otra de sus obras excepcionales, realizada en su etapa final de vida y con la salud muy mermada, un trabajo en el que sus pinceladas diluidas y el particular rostro de la mujer, con la cara ovalada, los ojos almendrados y mechones descuidados, apuntan hacia la eternidad.
No menos espectacular es el Magritte procedente de una colección privada belga, la legendaria La Magia Negra, un lienzo representativo del surrealismo que por casi un siglo no se dejó admirar en público.
El cuadro ejecutado en 1934 es el primero de una serie bajo el mismo título, el más logrado de todos de acuerdo con la crítica.
La Magia Negra, según las palabras del propio autor, es la transformación de “la carne de una mujer en el cielo”, dibujada cual estatua, con una paloma en el hombro y la parte superior del cuerpo en tono azulado, en un contexto ilusionista.
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