Bastión de combatientes extranjeros en Siria enfrenta tensiones

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Damasco, 25 oct (Prensa Latina) El denominado Campamento Fradan, ubicado en la zona montañosa de Harem, al noroeste de Siria, se convirtió en el principal foco de concentración de combatientes extranjeros, entre ellos francófonos, uigures, uzbekos y chechenos, que ingresaron al país durante los años más intensos del conflicto, entre 2013 y 2016.

El enclave, conocido también como el “Campamento Francés” o el “Campamento de Inmigrantes Franceses”, alberga actualmente a cerca de 10 mil personas, incluidos combatientes y sus familias.

Según fuentes consultadas por medios regionales, allí predominan los yihadistas francófonos, unos 150 aproximadamente, bajo la influencia directa del grupo Katibet Al-Ghuraba (Brigada de Extranjeros), liderado por el ciudadano francés Omar Diaby, conocido como Omar Omsen.

La posición geográfica del campamento, situado en las colinas próximas a la frontera con Türkiye, le confiere ventajas estratégicas y dificulta su control por parte de las autoridades sirias. Según informes, el lugar funciona como un espacio semiautónomo, regido por normas internas y ajeno a las estructuras administrativas del Estado.

De acuerdo con un dirigente local, Omsen instauró en Fradan una administración paralela basada en tribunales de la sharía, una policía interna y un sistema de sanciones que incluyó castigos corporales, extorsiones y secuestros, lo que provocó creciente malestar entre la población local.

Entre los casos más controvertidos figura el secuestro de una niña francesa de 11 años, Maimouna Verstay, cuya familia habría sido objeto de chantaje financiero para obtener su liberación. Grabaciones filtradas revelaron que el rescate solicitado ascendía a 20 mil euros, lo que desató indignación entre los residentes del campamento y denuncias ante las autoridades locales.

Asimismo, imágenes difundidas por redes afines mostraron a Omsen imponiendo 40 latigazos a una mujer franco-marroquí acusada de intentar sacar clandestinamente a varios niños del campamento, hecho descrito por analistas como “una muestra del control coercitivo ejercido sobre los residentes”.

Las tensiones derivadas de estos abusos desembocaron en enfrentamientos armados tras un intento de asalto al campamento por parte de las fuerzas de Seguridad General del Gobierno de Damasco. Testigos reportaron intensos tiroteos y la participación de aeronaves de reconocimiento tipo Shaheen, mientras los residentes permanecían refugiados en sus viviendas ante el fuego cruzado.

Expertos militares consultados sostienen que el Ejército Árabe Sirio avanza en un proceso de integración y desarme de elementos extranjeros como parte de su estrategia para restablecer la autoridad del Estado y reducir la influencia de grupos no estatales. Este esfuerzo busca evitar que surjan nuevamente enclaves armados o centros de poder paralelos que puedan amenazar la estabilidad del país.

El caso del Campamento Fradan refleja, según analistas, los desafíos políticos, militares y de seguridad que enfrenta Damasco tras más de una década de conflicto, en un contexto donde aún operan facciones autónomas y remanentes de combatientes extranjeros.

Fuentes diplomáticas en Europa señalaron que Francia sigue de cerca la evolución de los acontecimientos, preocupada por la presencia de ciudadanos franceses vinculados a redes extremistas que podrían representar riesgos para la seguridad nacional si logran retornar a territorio europeo.

Especialistas consideran que la integración o repatriación de estos combatientes requerirá procesos negociados y mecanismos multilaterales de verificación, con el fin de evitar nuevas confrontaciones armadas y garantizar la plena soberanía del Estado sirio sobre su territorio.

mem/fm

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