«Las pruebas decisivas han concluido. Obviamente, queda por delante mucho trabajo para poner esta arma en situación de disponibilidad para el combate y cumplir con todos los reglamentos, pero hemos alcanzado los objetivos clave», constató Putin al reunirse con los jefes de grupos de tropas implicados en la operación militar especial.
El mandatario ruso pidió al jefe del Estado Mayor General, Valeri Guerásimov, definir los posibles usos del Burevestnik, determinar a qué clase de armas pertenece y empezar a preparar la infraestructura para su despliegue en las Fuerzas Armadas.
Por su parte, Guerásimov destacó que el misil ejecutó en el último ensayo, el pasado 21 de octubre, «todas las maniobras verticales y horizontales previstas demostrando de esta manera su alta capacidad de evadir las defensas antimisiles y antiaéreas».
Guerásimov dijo que el Burevestnik, dotado de un propulsor nuclear, realizó un vuelo de muchas horas a diferencia de los ensayos anteriores y voló 14 mil kilómetros, significando que esa distancia no es el límite de ese misil.
En el encuentro con los altos cargos militares, el presidente ruso enfatizó que las fuerzas nacionales de disuasión nuclear tienen «el más alto nivel de modernización, más alto que el de las demás naciones dotadas de armas nucleares como mínimo».
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