Estas declaraciones las realizó en un acto por el Día del Comercio Exterior en la sede de su departamento, en Berlín.
Con la vista puesta en Estados Unidos y China, Reiche también ve a Alemania en el centro de una tensión global entre la apertura de los mercados y los intereses geopolíticos de poder.
En las relaciones germano-chinas, el reciente endurecimiento de los controles chinos sobre las exportaciones de tierras raras generó preocupación entre las empresas alemanas.
La industria depende de estos metales porque son necesarios para motores, turbinas y sensores, por ejemplo. En Estados Unidos, el aumento de los aranceles a las importaciones de la Unión Europea (UE) presiona a la economía alemana, orientada a la exportación.
La economía germana experimenta un crecimiento débil durante años. El presidente de la Asociación Alemana de Cámaras de Comercio e Industria (DIHK), Peter Adrian, afirmó que la economía alemana perdió rendimiento.
Las empresas del país sufren una regulación excesiva, además de padecer altos precios de la energía y un estado de bienestar que, a esta escala, supone una carga para el factor costo de la mano de obra.
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