Pocos días después del golpe de Estado de 1973 contra el gobierno de Salvador Allende, Augusto Pinochet envió al general Sergio Arellano a recorrer varios lugares del país y eliminar a militantes de izquierda o simpatizantes del presidente depuesto.

Entre el 30 de septiembre y el 22 de octubre el grupo de oficiales recorrió desde Puerto Montt, en el sur, hasta Arica, en el norte, y asesinó con extrema crueldad a casi un centenar de personas, cuyos restos fueron sepultados sin dejar ningún registro.

Los hechos permanecieron en secreto durante el régimen pinochetista (1973-1990), pero testimonios e investigaciones realizadas después revelaron la magnitud de estos atropellos.

En 1998 se descubrieron varios cuerpos sepultados clandestinamente en el cementerio de La Serena y, tras los trámites legales, fueron entregados a sus familiares.

Sin embargo, después hubo sospechas de incongruencias y errores en la identificación de los restos, incluso se dijo que podrían corresponder a diferentes períodos de la dictadura, lo cual llevó a realizar nuevas diligencias.

Este jueves el juez Troncoso se reunió con familiares de víctimas del régimen e informó que, luego de las pericias realizadas, estos efectivamente corresponden a los ejecutados por la Caravana de la Muerte.

Los descendientes señalaron que, aunque doloroso, el proceso fue llevado con respeto por el Poder Judicial y los organismos vinculados al Plan de Búsqueda.

Esta información coincidió con declaraciones de la candidata a la presidencia por una coalición de derecha, Evelyn Matthei, quien hoy afirmó que ese plan, más que de búsqueda, es una acción de venganza, lo cual levantó una ola de críticas en su contra.

Hace varias semanas, la aspirante a La Moneda defendió el golpe de Estado y aseguró que las muertes durante y después de la asonada “fueron inevitables”.

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