El viceministro sirio de Educación, Youssef Anan, informó que la mayoría de los centros educativos dañados se encuentran en las provincias de Idlib y Hama, que han sido escenario de intensas operaciones militares en los últimos años.
Solo en la provincia de Idlib, precisó el funcionario, unas 350 escuelas permanecen inutilizadas, y solo un 10 por ciento de ellas las han rehabilitado.

El inicio del año escolar, a mediados de septiembre, coincidió con la implementación de un plan de emergencia diseñado para acoger al creciente número de estudiantes que regresan a las aulas.
Con ese motivo, el Ministerio de Educación prevé lanzar un programa nacional de aprendizaje a distancia que permita ampliar el acceso educativo en las zonas más afectadas.
Según estadísticas oficiales, actualmente hay unos cuatro millones de alumnos matriculados en las escuelas sirias, mientras que datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) indican que entre 2,5 y tres millones de niños continúan fuera del sistema escolar.
La representante residente de Unicef en Siria, Meritxell Relaño Arana, señaló que las condiciones siguen siendo extremadamente difíciles para millones de niños.
Muchas escuelas han sido destruidas, muchos maestros no han regresado a sus puestos y numerosas familias carecen de medios para adquirir útiles escolares, subrayó.
Relaño confirmó que Unicef trabaja junto a las autoridades sirias en la reconstrucción de escuelas, la instalación de aulas temporales y la capacitación de maestros, con el propósito de garantizar una educación inclusiva y de calidad.
La tarea es extremadamente urgente con el regreso de cientos de miles de refugiados del extranjero, destacó, Recordó que, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de un millón de personas han retornado a Siria en los últimos años.
La representante del organismo enfatizó además el papel crucial de las escuelas en la recuperación psicológica de los niños afectados por el conflicto. Muchos menores sufren traumas severos y necesitan espacios seguros donde reciban apoyo emocional y social, además de educación formal, apuntó.
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