Mediante un comunicado, la agrupación expresó que la esperanza sembrada por los pueblos se enfrenta a un modelo capturado por intereses económicos, redes ilícitas y élites conservadoras que secuestraron la voluntad popular. Consideró que en la última década, la fragilidad del sistema hizo evidente el deterioro institucional, la criminalización de la disidencia, el despojo territorial y la corrupción sistémica, lo cual debilitó los cimientos del Estado.
A casi tres décadas de la firma de los Acuerdos de Paz (1996), expuso, la nación vive una peligrosa regresión autoritaria que amenaza los avances alcanzados en materia de derechos, participación y justicia.
El uso de resoluciones judiciales para desconocer resultados electorales, privar de validez a las autoridades legítimamente electas y generar inestabilidad constituye una afrenta directa a la soberanía popular, subrayó.
“El Ministerio Público, las cortes y buena parte del sistema judicial se han convertido en instrumentos antidemocráticos utilizados para garantizar corrupción e impunidad”, amplió.
Frente a esta coyuntura que llamó crítica, Winaq pidió a todos los sectores cerrar filas en defensa del orden constitucional.
En el texto exhortó además a construir una plataforma de articulación nacional basada en el respeto, la justicia, la igualdad y la pluralidad.
Reiteró su convicción de que Guatemala necesita un nuevo pacto social, un Estado plural que reconozca la diversidad de sus pueblos, que distribuya con justicia la riqueza y que garantice derechos, no privilegios.
Winaq se fundó en 2008 y estuvo vinculado entonces a la figura de la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, quien ayudó a impulsar la movilización indígena–mestiza hacia los temas partidarios.
Surgió en un contexto en que los pueblos originarios de este territorio centroamericano buscaban mayor representación política y visibilidad en el Estado.
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