En una conferencia de prensa desde la Casa de Gobierno en Bangkok, Siripong se refirió igualmente a las reuniones relacionadas con la Comisión Conjunta de Límites y el Comité General de Fronteras.

El funcionario explicó que Tailandia y Camboya habían mantenido relaciones cordiales hasta marzo-abril pasados, cuando las tensiones aumentaron debido a las incursiones y la excavación de trincheras defensivas.

En julio, tres soldados tailandeses perdieron las piernas al pisar minas terrestres mientras patrullaban territorio tailandés; y el día 24 del propio mes, un proyectil camboyano impactó contra una gasolinera en la provincia tailandesa de Si Sa Ket, causando la muerte de ocho civiles, entre ellos un niño de ocho años. El dolor y la ira por esas pérdidas son innegables. El conflicto subsiguiente duró cuatro días y cinco noches, con un saldo de más de 10 soldados tailandeses muertos y 666 heridos, hasta que se alcanzó un alto el fuego el 28 de julio. Han transcurrido 96 días desde la tregua, declaró Siripong.

Dijo que, aunque persisten sentimientos de resentimiento, ambas naciones deben afrontar el hecho de que sus tierras son inseparablemente adyacentes.

Añadió que el siguiente paso, derivado del acuerdo de alto el fuego del 28 de mayo, consiste en establecer marcos prácticos para la coexistencia; cuatro principios clave han sido reafirmados en la nueva Declaración Conjunta firmada por ambas partes.

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