El incremento respecto a 2024 alcanza el 45,9 por ciento, lo que significa que en Ecuador dos niños o adolescentes son asesinados cada día, o uno cada 15 horas.
Los crímenes, muchas veces vinculados a enfrentamientos entre bandas delictivas, convierten a algunos pequeños en víctimas colaterales de la violencia generalizada y otros sin reclutados por las propias organizaciones ligadas al crimen organizado.
En varios casos, bebés murieron durante ataques armados dirigidos a adultos.
Uno de los hechos más recientes ocurrió el 28 de octubre en Portoviejo, provincia de Manabí, cuando sicarios ingresaron a una vivienda donde se celebraba una fiesta infantil y asesinaron a un joven de 23 años y a su hijo de dos.
En enero, un bebé de cuatro meses fue asesinado en Manta junto a tres adultos, en febrero una niña de un año y seis meses murió baleada en Huaquillas, frontera sur, y en marzo una bebé de 11 meses fue asesinada junto a su padre en Sucre, también en la costa.
Organismos de derechos humanos y expertos en seguridad advierten que los niños se han vuelto las víctimas más vulnerables del conflicto interno que atraviesa Ecuador desde 2024, cuando el Gobierno declaró “guerra al crimen organizado” y desplegó militares en las calles.
Pese a los operativos y la militarización, 2025 se perfila como el año más violento de la historia del país, con más de siete mil 400 homicidios hasta octubre, concentrados principalmente en las provincias costeras de Guayas, Manabí y Los Ríos.
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