El líquido bombeado cada día en la urbe no supera el 15 por ciento de sus necesidades, que ascienden a 100 mil metros cúbicos, detalló el portavoz del municipio Hosni Muhanna, en una entrevista con la agencia de noticias Safa.
El funcionario señaló que de los 88 pozos en funcionamiento antes de la guerra, iniciada en octubre de 2023, solo 17 siguen abiertos.
Muhanna acusó al vecino país de destruir las redes de transmisión, las estaciones y los pozos. También la planta desalinizadora central, situada al noroeste de Gaza, continúa fuera de servicio, subrayó.
Por lo tanto, dependemos de cantidades limitadas entregadas por Mekorot, la compañía de agua israelí que suministra unos 15 mil metros cúbicos diarios de forma intermitente e inestable, indicó.
Trabajamos en condiciones extremadamente difíciles por la falta de equipamiento y combustible, pero intentamos suministrar la cantidad mínima de agua a los residentes, afirmó.
Al respecto, explicó que se trabaja para reparar las tuberías parcialmente dañadas con los materiales disponibles, a pesar de la escasez de repuestos y equipos.
Ante esa situación, llamó al mundo a presionar a Israel para obligarlo a permitir el ingreso a Gaza de combustible, equipamiento, generadores de respaldo y sistemas de energía solar para operar estaciones y pozos.
A ese problema se suma la crisis ambiental más grave de la historia de la ciudad por la acumulación de millones de toneladas de desechos, lamentó.
Reveló que desde el inicio del alto el fuego, el 10 de octubre, se abrieron 400 calles y se retiraron unas 50 mil toneladas de escombros, pese a la destrucción de casi toda la flota de servicios, que incluía a 134 vehículos usados para recoger basura, bombear agua y otras actividades.
Necesitamos de forma urgente maquinaria pesada, entre ellas excavadoras, bulldozers y camiones compactadores para retirar escombros y desechos, también generadores eléctricos, sistemas de energía solar, combustible en cantidades suficientes para operar las instalaciones vitales las 24 hora y materiales de mantenimiento, insistió.
Sobre los desafíos, citó la destrucción generalizada de infraestructura en todos los sectores de servicios.
Además de la escasez de recursos financieros y equipos como consecuencia del largo asedio, existe la enorme presión resultante del desplazamiento de cientos de miles de ciudadanos, afirmó.
Muhanna consideró que la situación humanitaria en la ciudad sobrepasa todos los límites posibles y que la comunidad internacional tiene una gran responsabilidad por el continuo sufrimiento de más de un millón de ciudadanos.
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