La institución trabaja desde hace unos meses en un marco normativo que proteja los derechos de las personas sin frenar la innovación tecnológica, precisó.

Asimismo, dijo a la diaria que el objetivo es “equilibrar las fuerzas” entre las grandes corporaciones tecnológicas y la sociedad.

“Si no hay regulación, el impacto será como quiera quien tiene el poder de imponer los cambios. Lo que hace la regulación es equilibrar las fuerzas y proteger a los más vulnerables”, subrayó.

Mordecki consideró que la IA está “cambiando las reglas de juego profundamente” y generando nuevos fenómenos en algunas industrias y en la economía.

En tales circunstancias, expresó, “regular también es determinar las relaciones con el poder económico”, pues los “vínculos entre las grandes corporaciones y los ciudadanos son muy asimétricos y desiguales”.

“Los aspectos que están cambiando la IA son casi inabarcables”, señaló Mordecki, aunque identificó tres grandes áreas donde la regulación resulta urgente.

El primer aspecto tiene que ver con los derechos de las personas frente a los sistemas automatizados. En ese sentido, advirtió sobre la indefensión actual de los usuarios ante decisiones tomadas por los algoritmos.

Mencionó también el impacto de la IA en el trabajo y las relaciones laborales, la propiedad, la transparencia y el uso de los datos.

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