En el texto, leído por secretario de Estado del Vaticano, cardenal Pietro Parolin, jefe de la delegación de la Santa Sede en la Cumbre del Clima, el sumo pontífice señaló que vivimos tiempos difíciles, en medio de desafíos que “ponen en peligro la vida de todos los habitantes del planeta”.

La atención y la preocupación de la comunidad internacional parecen centrarse principalmente en los conflictos entre naciones, pero crece la conciencia de que “la paz también se ve amenazada por la falta de respeto a la creación, el saqueo de recursos naturales y el progresivo deterioro de la calidad de vida a causa del cambio climático”, apuntó.
“En medio de un mundo en llamas, como consecuencia tanto del calentamiento global como de los conflictos armados, esta conferencia debe convertirse en un signo de esperanza, mediante el respeto a las opiniones de los demás, en el esfuerzo conjunto por encontrar un lenguaje común y un consenso”.
El santo padre enfatizó en la importancia, en este complejo contexto, de incrementar “la cooperación internacional y un multilateralismo cohesionado, y con visión de futuro”, por lo que es necesario “dejar de lado los intereses particulares, teniendo presente la responsabilidad mutua y para con las generaciones futuras”.
“Lamentablemente observamos enfoques políticos y comportamientos humanos que van en la dirección opuesta, caracterizados por el egoísmo colectivo, el desprecio por los demás y la miopía”, aseveró.
“Quienes se encuentran en las situaciones más vulnerables son los primeros en sufrir los efectos devastadores del cambio climático, la deforestación y la contaminación”, y “por lo tanto, el cuidado de la creación se convierte en una expresión de humanidad y solidaridad”.
“Hace una década, la comunidad internacional adoptó el Acuerdo de París, reconociendo la necesidad de una respuesta eficaz y progresiva ante la urgente amenaza del cambio climático”, recordó, y alertó que el camino para alcanzar los objetivos establecidos en el mismo “sigue siendo largo y complejo”.
El obispo de Roma convocó en tal sentido a los Estados Partes a “acelerar con valentía la implementación del Acuerdo de París y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático”.
Llamó al desarrollo de una nueva arquitectura financiera internacional centrada en el ser humano, la cual garantice que todos los países, especialmente los más pobres y vulnerables a los desastres climáticos, alcancen su máximo potencial, teniendo además en cuenta el vínculo entre deuda ecológica y deuda externa.
El pontífice exhortó en su mensaje a que se promueva una educación en ecología integral, que explique cómo “las decisiones a nivel personal, familiar, comunitario y político dan forma a nuestro futuro común”, y sensibilice sobre la crisis climática.
De tal forma, deben fomentarse “mentalidades y estilos de vida que respeten mejor la creación y salvaguarden la dignidad de la persona y la inviolabilidad de la vida humana”, manifestó finalmente el papa León XIV en su mensaje a los participantes en la COP30.
oda/ort





