Tal anuncio coincidió con la llegada de una delegación norteamericana integrada por 100 personas que estará presente en los actos de toma de posesión de Paz como mandatario, al frente de la cual arribó el subsecretario de Estado, Christopher Landau.
Paz asumirá el cargo este sábado, tras un viaje a Washington la semana pasada, durante el cual se reunió con el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio.
“El encuentro marca el inicio de una nueva etapa en las relaciones bilaterales entre ambos países, orientada a fortalecer el diálogo, la cooperación y el entendimiento mutuo, en beneficio de los pueblos de Bolivia y de los Estados Unidos”, aseguró un comunicado de la oficina del flamante mandatario.
Bolivia redujo las relaciones con Estados Unidos en 2008 al nivel de encargados de negocios, cuando el expresidente Evo Morales expulsó al embajador de ese país Phillip Goldber por injerencia en los asuntos políticos internos.
Sin embargo, tras el triunfo de la derecha liberal en las elecciones generales del 17 de agosto último y la derrota provocada por la división del bloque nacional popular, Paz, quien se declaraba centro derechista, decidió distanciar al país de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y alinearlo con la política del Gobierno de Estados Unidos.
Tras su triunfo electoral, aseguró que no invitará a su toma de posesión a los líderes de Cuba, Nicaragua y Venezuela, países que mantienen una política independiente de la línea trazada por la Casa Blanca.
En respuesta, los Estados del ALBA decidieron suspender al gobierno que se instalará en Bolivia, “debido a que su conducta antibolivariana, antilatinoamericana, proimperialista y colonialista no se encuentra acorde con los principios del bloque integrador”.
Aclararon que esta suspensión “no afecta los vínculos permanentes, afectivos y solidarios que mantenemos con el pueblo boliviano, con el cual seguiremos trabajando y acompañando en su desarrollo y bienestar”.
El texto, asimismo, expresó que las declaraciones públicas emitidas contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, “son totalmente inaceptables”, al desconocer los principios de respeto, soberanía y cooperación que sustentan la integración de los pueblos de Nuestra América y los valores fundacionales de la Alianza.
La medida de suspensión se mantendrá mientras se evalúan las condiciones políticas en Bolivia, “con el objetivo de proteger los principios fundacionales del ALBA y garantizar que la organización continúe siendo un instrumento de unidad, soberanía y justicia social para todos los pueblos de Nuestra América”.
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