En una efemérides policial, el mandatario aseguró este fin de semana que las recientes medidas que modifican los términos del estado de emergencia vigente en la capital peruana, aportarán nuevas herramientas para hacer frente a la deincuencia.
Las modificaciones, dijo, dan pautas y guías para “actuar en forma organizada y más contundente contra la delincuencia”, en una alocución en la que ratificó su compromiso de ganar la lucha contra la delincuencia.
Llamó a policías, militares y alcaldes a trabajar en forma conjunta para frenar a la delincuencia y en su arenga sostuvo que “esta guerra no la vamos a perder, la vamos a ganar todos juntos”.
Si bien la imagen de Jerí es mucho mejor que la de la defenestrada Dina Boluarte y recibe elogios por hablar constantemente con la prensa y hacer el trabajo de campo de día, noche y madrugada, lo que no hacía su antecesora; sus críticos le exigen resultados.
Además, le señalan imitar al salvadoreño Bukele, al endurecer el trato a los presos por delitos graves y recorrer cárceles y calles junto a policías y militares, en pantalones vaqueros y zapatos deportivos y en mangas de camisa.
Frente a ello, los escépticos reclaman resultados contra la criminalidad organizada, problema cuya gravedad se expresa en cifras oficiales según las cuales el número de muertos por extorsionadores y sicarios sigue en aumento.
El Observatorio de la Criminalidad del Ministerio Público informó que entre enero y julio, el promedio mensual era de cinco víctimas, lo que en agosto se elevó a 16 asesinatos, en septiembre a 31 y en octubre a 18 víctimas.
La misma fuente indica que hay una denuncia de extorsión cada 20 minutos, con un total de 23 mil 213 en los 10 primeros meses de 2025 y al culminar este superarán las 30 mil del año pasado.
Hay que anotar que muchas víctimas, tal vez la mayoría, no denuncian a los chantajistas por miedo a represalias o por desconfiar de la policía por frecuentes casos de de desidia o corrupción en sus filas.
El citado Observatorio indica que entre enero y septiembre último hubo 40 mil 125 robos en el país, lo que equivale a dos robos cada 20 minutos.
Los datos indican la complejidad de de la inseguridad, principal problema de los peruanos, según las encuestas y la importancia que tiene en la naciente campaña electoral y, por tanto, la mayor preocupación del joven gobernante ungido por el mismo Parlamento que sostuvo en el cargo a la impopular y destituida Boluarte.
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