La localidad, situada en la zona norte del departamento de Tolima, localizado a su vez en el centro-oeste del país, no alcanzaba en ese entonces los 30 mil habitantes, por lo cual el desastre natural acabó prácticamente con el 85 por ciento de su población.

Si bien la erupción fue considerada una de las catástrofes volcánicas más mortíferas del siglo pasado, con la subsiguiente formación de lahares (flujos de lodo) que enterraron a la ciudad casi en su totalidad, el presidente de ese entonces, Belisario Bentacur (1982-1986), fue criticado por minimizar el riesgo y no tomar medidas de evacuación oportunas.

La falta de previsión y la deficiente gestión de la emergencia, pese a las advertencias de los expertos sobre la inminente erupción del volcán, se sumó a los motivos de recriminación que ya existían hacia su gobierno por parte de la ciudadanía.

La magnitud de la tragedia que resultó inenarrable dificultó las labores de los equipos de rescate que no llegaron al sitio sino hasta 12 horas tras el inicio del fenómeno.

Fue el rostro de la jovencita Omaira Sánchez, a la que intentaron sin éxito desenterrar con vida por más de 72 horas, la viva imagen de la catástrofe que ocurrió en Armero.

La pequeña de 13 años, a la cual el mundo vio por tres días enterrada hasta el cuello y cuyos ojos adoptaron una tonalidad que se convirtió en el reflejo de la devastación, fue fotografiada y filmada por diversas agencias y se convirtió en el símbolo del fatal suceso.

El pueblo desaparecido es hoy un campo santo al que acuden peregrinos.

Existe apenas como entidad administrativa y su cabecera municipal fue trasladada a Guayabal, por lo cual el municipio ahora se llama oficialmente Armero-Guayabal.

Algunas de sus ruinas están aún en pie, pero invadidas de maleza, y uno de los sitios más visitados es la tumba de la pequeña, con cuyo nombre fue bautizado asimismo un parque.

Según reveló recientemente el delegado del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Humberto Garavito, se trabaja en la creación del Parque Temático de la Vida en el antiguo municipio de Armero, como iniciativa para promover la memoria, la educación y el turismo sostenible en la región.

La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, a modo de homenaje, reunirá hoy en el antiguo Armero a entidades del Gobierno nacional, autoridades locales, organizaciones de víctimas y habitantes de Tolima en un acto solemne que busca mantener viva la memoria y las enseñanzas que dejó el 13 de noviembre de 1985.

La jornada incluirá actos simbólicos, religiosos, expresiones culturales y actividades pedagógicas orientadas a honrar la memoria y recordar las lecciones que dejó la tragedia.

También serán reconocidos una treintena de hombres y mujeres que participaron en las labores de búsqueda y rescate en 1985.

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