Música alegórica a los hechos, espectáculos de luces y una alta dosis de sentimientos y recuerdos marcaron el acto, en presencia de personalidades de diversos ámbitos de la sociedad y del cuerpo diplomático, con alrededor de mil 500 invitados en el sitio ubicado cerca del Ayuntamiento de París.
El evento puso fin a una jornada de homenajes en la que redoblaron las campanas de iglesias, abundaron las flores y retumbaron los nombres de las 132 personas asesinadas por los terroristas el 13 de noviembre del 2015, durante los atentados en la sala de conciertos Bataclan y en cafés al aire libre de esta capital y en el Stade de France, en Saint-Denis.
Macron manifestó que resulta difícil encontrarle sentido a lo que ocurrió ese día, en medio de un dolor que es ilógico, injusto e insoportable.
“Cuando los terroristas quieren golpear a la democracia y la libertad, son Francia y París a los que toman como blanco”, subrayó.
El mandatario alertó que la amenaza yihadista sigue latente, pero en una forma menos detectable, por lo que llamó a la vigilancia permanente, en un discurso en el que reconoció a las fuerzas del orden por su actuación frente a los trágicos acontecimientos.
Las heridas han sido curadas, las del cuerpo y las del alma, pero las cicatrices permanecen indelebles, afirmó por su parte el presidente de la asociación “13once15 Fraternidad y Verdad, Philippe Duperron, en el jardín de la plaza Saint-Gervais, que contiene bloques de granito para representar los lugares atacados, con el nombre de las víctimas grabados en los mismos.
El jefe de Estado realizó un periplo por cada uno de los escenarios de las acciones terroristas de hace una década.
La Marsellesa, el himno nacional francés, y la emblemática consigna “Libertad, Igualdad, Fraternidad” iluminando la noche parisina en la Torre Eiffel, marcaron el epílogo de la jornada de homenajes.
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