En la red social X, el mandatario señaló advirtió de manera pública que su administración no respalda esos movimientos diplomáticos paralelos.
”Tales viajes no gozan del apoyo ni aprobación de mi Gobierno”, afirmó el jefe de Estado, marcando distancia frente a gestiones que, según el Ejecutivo, podrían interferir con la política exterior oficial del país istmeño.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores emitió un comunicado en que precisa los límites institucionales en la conducción de la diplomacia panameña.
En su mensaje la cancillería reiteró su respeto a la independencia del Órgano Legislativo en el ejercicio de sus funciones constitucionales”, pero al mismo tiempo subrayó que la política exterior es una atribución exclusiva del Gobierno.
El pronunciamiento enfatiza que el Ejecutivo es “el único interlocutor válido del Estado panameño en sus relaciones con otros países y actores internacionales”, una frase que busca evitar interpretaciones sobre posibles iniciativas legislativas con impacto internacional.
Además la nota diplomática subraya que Panamá mantiene relaciones diplomáticas con la República Popular China desde 2017, vínculo que, según ese texto “enmarca y orienta las actuaciones oficiales del Estado en el ámbito internacional”.
En junio de 2017, Panamá dio un giro decisivo en su política exterior, cuando el entonces presidente Juan Carlos Varela (2014-2019) anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Taiwán y el inmediato establecimiento de vínculos formales con Beijing.
Sobre este asuntos diputados como los independientes Luis Duke y Janine Prado cuestionaron el pronunciamiento del jefe de Estado y le pidieron que se preocupara más por las comunidades y dejara a un lado la injerencia en la Asamblea Nacional (parlamento).
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