Un grupo de nativos munduruku bloqueó este viernes la entrada a la llamada Zona Azul, unas de las sedes del evento, exigiendo una reunión con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
La movilización originaria llegó pacíficamente al lugar y, como medida de precaución, la seguridad de Naciones Unidas modificó temporalmente el flujo de entrada y salida de la XXX
Conferencia de la ONU sobre el Clima (COP30).
«Hace cinco días intentamos que alguien nos escuche. Las negociaciones se están llevando a cabo a puerta cerrada. Queremos que se delimiten las tierras y que no haya petróleo que perjudique a los pueblos indígenas», declaró la líder Alessandra Munduruku.
Todo se resolvió, declaró el embajador Corrêa do Lago en conferencia de prensa.
Los manifestantes se reunieron con el titular de la COP y las ministras Marina Silva (Medio Ambiente) y Sonia Guajajara (Pueblos Indígenas).
«Explicaron sus inquietudes —muchas de ellas relacionadas con políticas internas, legislación e información que habían recibido— y también cuestionaron si la participación indígena en la COP30 era realmente significativa», afirmó Corrêa do Lago.
Recalcó que esta es la COP con la mayor presencia de pueblos indígenas en la historia de las conferencias climáticas.
Destacó que varias delegaciones abogan por ampliar el papel de los pueblos indígenas en los mecanismos y decisiones del proceso climático.
«Expusimos que la COP30 es una agenda positiva para los pueblos indígenas y que queremos fortalecer el reconocimiento de su labor como guardianes de los bosques», insistió.
Corrêa do Lago describió el diálogo como «muy constructivo». Afirmó que las ministras Silva y Guajajara, ambas de la región amazónica, reforzaron la confianza de los líderes presentes.
«Inspiran un gran respeto por parte de los pueblos indígenas», concluyó.
Este viernes se reforzaron las medidas de seguridad con personal del Ejército en la Zona Azul.
La presencia de personal militar en el área de acceso a los pabellones afloró tras las críticas a la seguridad del evento, presentadas por el secretario ejecutivo de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático, Simon Stiell.
También se observó en el lugar a agentes de la Oficina de Seguridad Institucional de la Presidencia.
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