El mandatario evitó polemizar sobre un eventual efecto negativo a las exportaciones agropecuarias de su país a Estados Unidos, en particular las ventas cárnicas.

Orsi esbozó incluso optimismo al señalar que su país está en una posición “como para aprovechar”, un escenario que algunos expertos ven con mirada distinta.

El jefe de Estado anticipó que se reunirá en breve con el embajador de Estados Unidos, Lou Rinaldi, y refirió el interés de conversar sobre el tema con el presidente argentino, Javier Milei.

“Capaz que en un mano a mano es más fácil”, auguró.

Antes, el canciller Mario Lubetkin anticipó que la próxima semana se reunirá con el recién nombrado ministro de Relaciones Exteriores argentino, Pablo Quirno.

“Lo que hemos recibido de los medios es todo muy parcial. Cuando viaje a Argentina, entenderemos un poquito más”, acotó sobre el acuerdo comercial entre Washington y Buenos Aires.

“Si ayuda a otros países y no nos afecta a nosotros, es todo bienvenido”, apuntó.

Pero refirió que “falta mucho trabajo de articulación de acuerdos específicos y nuestros equipos del Ministerio de Economía y Finanzas irán analizando qué oportunidades se nos brinda a nosotros”.

A la par, el acuerdo argentino-estadounidense genera ruido a lo interno del bloque sudamericano Mercosur, inoportuno cuando el mecanismo regional aspira a firmar antes de fin de año un tratado comercial con la Unión Europea.

“Lo que está haciendo Argentina, acercándose a Estados Unidos sin anuencia o consenso con los miembros, es patear el Mercosur”, aseguró al sitio Ámbito el director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay, Ignacio Bartesaghi.

Para el analista, el acuerdo entre Donald Trump y Javier Milei enciende alarmas en sectores clave de la economía uruguaya, y también devalúa al Mercosur.

“Probablemente el país quede en peores condiciones de acceso a Estados Unidos”, apuntó.

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