En la ceremonia religiosa realizada esta mañana en la Basílica de San Pedro, enmarcada en la IX Jornada Mundial de los Pobres, el sumo pontífice pronunció una homilía en la que agradeció a los trabajadores de la caridad, a los numerosos voluntarios y a todos aquellos dedicados a aliviar las condiciones de los más humildes.
“No puede haber paz sin justicia, y los pobres nos lo recuerdan de tantas maneras, con su migración y con su clamor, a menudo sofocado por el mito del bienestar y el progreso que ignora a todos e incluso olvida a muchos, abandonándolos a su suerte”, apuntó.
“La pobreza supone un reto para los cristianos, pero también para todos aquellos que ocupan puestos de responsabilidad en la sociedad” y “por lo tanto, insto a los jefes de Estado y a los líderes nacionales a que escuchen el clamor de los más pobres”, expresó el santo padre.
“¡Cuánta pobreza oprime a nuestro mundo!”, lamentó, y aseveró que “es principalmente, pobreza material, pero también existen muchas situaciones morales y espirituales que suelen afectar especialmente a los más jóvenes, y el drama que las atraviesa a todas es la soledad”.
En tal sentido, el obispo de Roma invitó a “contemplar la pobreza de forma integral, porque si bien es cierto que a veces es necesario responder a necesidades urgentes, en general se trata de una cultura del cuidado que debemos desarrollar, precisamente para derribar el muro de la soledad”.
Los pobres no son simplemente una categoría sociológica, y nos desafían a todos a abandonar el ensimismamiento y la indiferencia religiosa para que la convivencia humana se convierta en “un espacio de fraternidad y dignidad para todos” agregó el papa León XIV.
oda/ort





