El aval es mayor en la conservadora Lima, donde asciende a 62 por ciento, con 18 de oposición, y la menor aprobación corresponde al rebelde sur del país, donde tiene un respaldo de 46 por ciento y una desaprobación de 36 por ciento.

El resultado, sin embargo, no se extiende al impopular parlamento conservador que lo designó y lo sustenta como gobernante, como lo hizo con la destituida Dina Boluarte.

Tampoco se beneficia del respaldo a Jerí el primer ministro, Ernesto Álvarez, un jurista conservador que hasta su designación actuaba como activista de derecha extrema en las redes de Internet y que figura en la encuesta con una aprobación de solo 23 por ciento y una desaprobación de 49.

El Legislativo mejoró ligeramente su imagen, pero alcanza apenas 15 por ciento de aprobación y un multitudinario rechazo de 79 por ciento, entre otras razones porque aprobó una serie de modificaciones legales que debilitan las normas contra el crimen organizado.

El sondeo de la empresa Datum no pregunta los motivos del aval otorgado, aunque una consulta telefónica de la radioemisora RPP dividió a los oyentes entre una minoría que lo desaprobaba por quienes lo acusan de continuista de la política de su antecesora o por no emplazar al Legislativo con un proyecto de eliminación de las llamadas leyes pro-crimen aún vigentes.

Las opiniones a favor reprocharon a los críticos por sus exigencias y les reclamaban darle tiempo a Jerí para desarrollar su gobierno, además de interpelar a los descontentos preguntándoles si pretendían que la repudiada Boluarte siguiera en funciones.

Por otra parte, el sondeo de Datum consultó también sobre la primera medida contra la criminalidad tomada por el gobierno -integrado por varios funcionarios del corte neoliberal, como los que tenía Boluarte-, el estado de emergencia decretado para Lima y el adyacente puerto del Callao.

La respuesta de 71 por ciento indica que el estado de emergencia, que suspende garantías ciudadanas y dispone la participación de de las Fuerzas Armadas junto a la Policía en las operaciones contra la opinión contraria de 27 por ciento.

Para el comentarista político Enrique Castillo, la exposición mediática de Jerí vestido informalmente y en constante actividad, inclusive de madrugada y sus contactos frecuentes con la prensa -lo contrario de Boluarte- marca diferencia respecto a sus ministros.

Por ello, el analista político Enrque Castillo sostiene que una popularidad basada en el personaje —y no en una administración gubernamental— difícilmente podrá sostenerse si no viene acompañada de resultados concretos.

Castillo apunta que la aceptación social a Jerí es un capital que puede perder muy rápidamente, si la gente empieza a exigirle resultados que, opina, en sus primeras semanas como gobernante no ha logrado.

La directora de Datum, Urbi Torrado, el citado desempeño del mandatario “han sorprendido a la ciudadanía y han marcado distancia respecto a la gestión de Dina Boluarte y, en un país acostumbrado a la parálisis, esa diferencia no pasa desapercibida”.

Sin embargo, recuerda que Jerí tenía una desaprobación de 83 por como presidente del Congreso, hasta la víspera de reemplazar, el 10 de octubre último, a Boluarte.

La encuesta y los análisis no se refieren al clima de protesta social que persiste en Perú, como lo mostró esta semana en Lima y otras ciudades una marcha en demanda de seguridad ciudadana y de contenido opositor, en la que participaron la llamada Generación Z, el movimiento sindical, organizaciones estudiantiles y otros sectores.

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