Un diferendo cultural y diplomático originó la reciente ostentación del Pepino paceño en la apertura de la Festividad de la Virgen María de la Candelaria 2026, en Lima, sin reconocimiento de su origen boliviano.

“Estamos convocando (…) al pepinazo en defensa de nuestro patrimonio, vamos a pedir a la Cancillería aunar esfuerzos y defender nuestro patrimonio, basta de la diplomacia de los pueblos porque bajo ese concepto los peruanos se apropian de una serie de expresiones culturales (…)”, afirmó el alcalde de La Paz, Iván Arias, en declaraciones a Radio Panamericana.

Arias añadió que “no porque todos somos andinos se puede robar una expresión cultural, cada pueblo tiene sus particularidades”.

Informó el burgomaestre que la alcaldía paceña presentó una nota de protesta ante su par en Lima, Perú.

Invitó la autoridad a la población, a partir de este movimiento pacífico, portar banderas y vestir trajes de pepino durante la marcha.

Subrayó que esa convocatoria se realiza “con el fin de expresar de manera colectiva el rechazo a este acto que vulnera y manipula la identidad cultural paceña y de Bolivia”.

Precisó que la acción de protesta comenzará a las 11:00 hora de Bolivia en inmediaciones de la plaza del Bicentenario y marchará hacia la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.

El Pepino fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial del Municipio de La Paz mediante una ley aprobada por el Concejo de esta jurisdicción, el 12 de febrero de 2015.

Su origen está documentado desde inicios del siglo XX como figura central del Anata-Carnaval Paceño, acompañando del personaje masculino conocido como Ch’uta y la Cholita Paceña en las principales entradas carnavaleras.

De acuerdo con reportes antropológicos disponibles en los archivos de la Alcaldía, este personaje refleja la síntesis del espíritu festivo paceño y su vínculo ritual con la tierra, la fertilidad, la música y la comunidad.

El Carnaval paceño y la Fiesta del Anata Andina también fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial mediante la Ley Municipal Autonómica 493, promulgada en 2022.

La normativa establece que estas manifestaciones deben ser protegidas, valoradas y difundidas como expresiones únicas de identidad paceña.

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