Este 2025, bajo el lema “Brindar a los bebés prematuros un buen comienzo para un futuro esperanzador”, la OPS se suma al llamado global que busca visibilizar la necesidad de garantizar igualdad en el acceso a los cuidados de calidad desde el nacimiento.
En la región de las Américas se estima que cada año alrededor de uno de cada 10 bebés nace prematuro, lo que equivale a alrededor de 1,2 millones de niños. La prematuridad, definida como el nacimiento que se produce antes de que se completen las 37 semanas de gestación, representa una de las principales causas de mortalidad neonatal, morbilidad y discapacidad.
Los recién nacidos enfrentan un riesgo de complicaciones significativamente mayor: desde infecciones, dificultades respiratorias y crecimiento deficiente, hasta retrasos en el desarrollo neurológico, escolar y en su salud a lo largo de la vida.
Según los expertos, los desafíos son múltiples y van más allá del cuidado clínico, pues para las familias, un nacimiento prematuro implica ingresos reducidos, largas hospitalizaciones, estrés emocional, barreras de acceso a servicios y cuidados continuos.
En tanto, para la sociedad supone un costo elevado en términos de salud, apoyo psicosocial, educación especial y productividad futura.
Asimismo, para los equipos de salud exige contar con profesionales especializados, particularmente en neonatología y enfermería, recursos tecnológicos, protocolos de calidad, coordinación intersectorial y continuidad del cuidado desde la unidad neonatal hasta la primera infancia.
La OPS resalta, además, que los recién nacidos prematuros de zonas rurales, pueblos indígenas o afrodescendientes, familias en situación de pobreza o con acceso limitado a servicios de salud de calidad son quienes enfrentan mayores barreras para un comienzo saludable, por lo que llama a enfocar las acciones en esas poblaciones vulnerables.
jha/lpn





