Por Jorge Petinaud Martínez
Corresponsal jefe en Bolivia
“Hemos convocado esta marcha protesta contra el plagio desde el atrio de la Universidad Mayor de San Andrés hasta las puertas de esta legación diplomática para denunciar un plagio que se reitera desde hace 50 años”, aseguró en entrevista concedida a Prensa Latina el presidente de la Organización Boliviana de Defensa y Difusión del Folklore (Obdefolk), Napoleón Gómez.
Autor del libro El Saqueo Folklórico de Bolivia, cuya segunda edición será presentada próximamente, Gómez echó a un lado el micrófono que portaba para encabezar el “pepinazo” frente a la embajada del país vecino para dialogar con esta agencia de noticias.
Un diferendo cultural y diplomático originó el 9 del mes en curso la ostentación del Pepino paceño en la apertura de la Festividad de la Virgen María de la Candelaria 2026, en Lima, sin reconocimiento de su origen boliviano.
“La apropiación indebida de Perú, es un macabro plan que se viene implementando desde el Gobierno de Alan García en 2008, cuyo operador diplomático fue Manuel Rodríguez, quien estuvo como embajador en Bolivia por dos años”, sostuvo Gómez.
Indicó que durante ese bienio Rodríguez trabajó en el país andino-amazónico junto a sociólogos, antropólogos y otros investigadores peruanos con el objetivo de lograr que la Festividad de la Candelaria fuera reconocida en Perú con danzas bolivianas.
“En 2014, mediante la manipulación, lograron que la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) -acotó el folklorista- declarara a la Fiesta de la Candelaria como patrimonio de la humanidad”.
Sin embargo, denunció Gómez, el objetivo final es convertir a Perú en capital folklórica de América Latina y el Caribe.
“En tal sentido, este 9 de noviembre en Lima empezaron la etapa final y llevaron más de dos mil bailarines desde Puno, quienes en la capital peruana interpretaron un 90 por ciento de danzas bolivianas, y por primera vez presentaron al Pepino como personaje puneño”, enfatizó visiblemente airado el presidente de la Obdefolk.
Significó que “especialmente el Pepino es un emblema, un ícono de la identidad del carnaval paceño y de Bolivia, por lo cual se intenta desconocer intencionalmente su origen y significado”.
Gómez fue enfático en la afirmación de que el Pepino no es un disfraz cualquiera, pues representa la alegría, la sátira, el inicio y fin del carnaval paceño.
Este mismo lunes, a partir del mediodía, tuvo lugar una “marcha de pepinos” en La Paz desde la Plaza del Bicentenario hasta la Cancillería, con la cual esta municipalidad reivindicó al personaje emblemático del carnaval paceño.
“Convocamos (…) al pepinazo en defensa de nuestro patrimonio, vamos a pedir a la Cancillería aunar esfuerzos y defender nuestro patrimonio, basta de la diplomacia de los pueblos porque bajo ese concepto los peruanos se apropian de una serie de expresiones culturales (…)”, afirmó el alcalde de La Paz, Iván Arias.
La figura del Pepino fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Municipio de La Paz mediante una ley aprobada por el Concejo de esta jurisdicción, el 12 de febrero de 2015.
Su origen está documentado desde inicios del siglo XX como figura central del Anata Andino-Carnaval Paceño, acompañando del personaje masculino conocido como Ch’uta y la Cholita Paceña en las principales entradas carnavaleras.
De acuerdo con reportes antropológicos disponibles en los archivos de la Alcaldía, este personaje refleja la síntesis del espíritu festivo paceño y su vínculo ritual con la tierra, la fertilidad, las cosechas, la música y la comunidad.
El Carnaval paceño y la Fiesta del Anata Andina también fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial mediante la Ley Municipal Autonómica 493, promulgada en 2022.
La normativa establece que estas manifestaciones deben ser protegidas, valoradas y difundidas como expresiones únicas de identidad paceña.
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